Este es un artículo muy interesante de María del Carmen Díaz Mejía y Luis Rodolfo Ibarra Rivas, para todos los estudiantes y profesionistas de la Nutrición, es una adecuada referencia sobre la situación actual de la carrera.
ACADÉMICOS DE LA LICENCIATURA EN NUTRICIÓN;
VALORACIÓN QUE EXPRESARON SOBRE LA NUTRIOLOGÍA,
SUS TEORÍAS, CONCEPTOS Y PRÁCTICAS
MARÍA DEL CARMEN DÍAZ MEJÍA, LUIS RODOLFO IBARRA RIVAS
El problema
Esta investigación surgió al plantear preguntas sobre mi profesión: nutrióloga, mi oficio:
docente en la licenciatura en nutrición de la Universidad Autónoma de Querétaro. Las
interrogantes fueron amplias: el objeto de estudio de la nutriología, su multidisciplinariedad;
fronteras con otras ciencias; práctica profesional.
La nutriología se reconoce como cuerpo de conocimientos multidisciplinario
(AMMFEN, 2003a); los programas educativos (PE), incluyen conocimientos de las ciencias
naturales (químicas, biológicas, médicas) y sociales (psicología, economía, administración,
socio-antropología). Se ‘espera’ que los estudiantes integren conocimientos y prácticas de
distintos campos, para abordar la problemática alimentario- nutricional. No obstante, se
observa en los (PE) del país una tendencia, biologicista, poco énfasis en ciencias sociales
(AMMFEN, 2003b; Coronel, 2003; Crocker, 2005).
Con base en la multidisciplinariedad, los profesores de las escuelas de nutrición, son
nutriólogos, médicos y químicos en proporciones variables, algunos psicólogos, escasamente
otros profesionales de las ciencias sociales. Querétaro no es excepción. Los profesores de
nutrición somos un grupo de 26 personas; 20 mujeres y 6 hombres; nutriólogas, químicos,
médicos, psicólogas, biólogos y veterinarios con distintos grados académicos, diversas
especialidades, diferente contratación.
Supusimos que cada grupo de profesionistas, trasmite a los estudiantes perspectivas
distintas y aplicaciones diferentes de los conocimientos acumulados por la nutriología;
dificulta la integración de conocimientos y reproduce el modelo biologicista.
Exponemos resultados, relativos a la valoración que hacen nuestros académicos, sobre
la nutriología y los conocimientos y prácticas que deben transmitirse a los estudiantes; son
parte de una investigación previa, que inició con dos preguntas: ¿cómo formamos a los
nutriólogos? ¿quienes los formamos?
El objeto de estudio
Indagamos formas de ser y valorar de los académicos, para identificar la tendencia dominante
del PE y elementos que favorecen o dificultan la integración de conocimientos, en la
licenciatura en nutrición.
La hipótesis fue: los docentes de la licenciatura en nutrición, con formación
profesional diversa, encarnan múltiples formas de ser y valorar; disputan la representación
legítima de sus saberes en la construcción del programa educativo y pueden dificultar la
integración de los conocimientos o posibilitar tendencias dominantes.
Obtuvimos referentes, al realizar 15 entrevistas no estructuradas, entre los docentes
representativos: diferentes profesiones, grados académicos, relación laboral y antigüedad en
la UAQ.
Para comprender y analizar las disposiciones duraderas de ser y valorar, de los
profesores, agentes sociales que transmiten a los estudiantes alguna forma de ser nutriólogo,
utilizamos, de la teoría de Bourdieu (1990) las categorías habitus, campo e illusio; su ventaja es que permite la comprensión de las fuerzas que dan movimiento a la vida escolar, posibilitando el análisis entre estructuras no entre personas.
Para dar cuenta de la realidad, realizamos observación y descripción, explicación e interpretación. Para presentar los resultados, recurrimos a los tipos ideales de Weber (1983).
Inicialmente teniendo como referente empírico, las distintas profesiones de los compañeros docentes, se pretendió caracterizarlos con base en sus profesiones: médicos, químicos nutriólogos. Los hallazgos del estudio de campo y el cuerpo teórico de Bourdieu, nos permitieron articular habitus, con el campo de juego o lucha, en donde los éstos cobran sentido.
Resultados
La diversidad profesional de los docentes y su tipo de contratación, ayudan a comprender, los
hallazgos sobre la composición de los campos de juego y los bienes simbólicos perseguidos;
difícil analizarlas separadamente, en la escuela de nutrición, la mitad de sus maestros son
químicos y médicos (36 y 14% respectivamente), se caracterizan por tener los mayores grados académicos y la mayor estabilidad laboral; 75 % son profesores de tiempo completo;
interesados predominantemente en la investigación.
Las nutriólogas -todas mujeres- somos un tercio de la planta docente y sólo 25% PTC,
la mitad posgraduadas, la mayoría profesoras de asignatura, todas interesadas en la docencia,
algunas en investigación y otras en gestión y extensión.
De las entrevistas, pudimos abstraer dos categorías, encontramos dos tendencias
bastante marcadas; elegimos un adjetivo que diera una idea aproximada de tales categorías:
profesores precisos y holísticos . Los tipos ideales, son un recurso metodológico, un modelo, no esquemas rígidos sí tendencias; ningún profesor es completamente preciso o totalmente
holístico.
Habitus y bienes simbólicos
Profesores precisos. Se adscriben al paradigma neopositivista; su propósito es la prescripción, su interés la solución de problemas; cobran sentido y les son indispensables objetividad, experimentación, comprobación, exactitud en los resultados; explican cómo operan procesos metabólicos para relacionarlos causalmente con mala o buena nutrición. Establecen claros límites de acción, la ciencia es verificación experimental, datos tangibles, materiales y manipulables que permitan predecir con el mayor grado de certeza o con alta probabilidad un hecho: la nutrición. La nutriología es bioquímica y fisiología de nutrimentos.
Profesores holísticos. Se preocupan más de la alimentación y de aprehenderla como totalidad . El alimento, producción, distribución, conservación, preparación y consumo . El hombre o la
colectividad que se alimenta: disponibilidad y acceso, pobreza, marginalidad, ruralidad,
medio urbano; individuos sanos y enfermos, niños, jóvenes, viejos. La nutriología, es
nutrición como proceso bioquímico-fisiológico, pero también alimentación como fenómeno
sociocultural, en suma abarcativa
Los docentes holísticos son una perspectiva en formación, sin la nitidez de los habitus
precisos; caracterizarlos es un tanto aventurado; sin embargo, los bienes simbólicos en juego
que persiguen unos y otros son distintos. Mientras los precisos invierten energía casi sólo en
investigación y docencia en ese orden; los holísticos la dispersan en docencia, extensión,
gestión e investigación.
Valoración de la nutriología, sus conocimientos y prácticas
Es lugar común, aceptar que los académicos que colaboran en la formación de estudiantes
universitarios, tengan cierta similitud en la valoración de la profesión que enseñan; no obstante
diferencias en las disciplinas de su especialidad.
Encontramos, distintas y divergentes perspectivas, derivadas de illusio, inversión de
energía en el campo escolar y habitus que orientan la acción de los profesores, en tanto
ejecutores del currículo, que inciden, posiblemente, desde planeación curricular, hasta la
integración de conocimientos en las aulas. Veamos algunas de estas divergencias
Fin de la formación profesional, o porqué enseñar
Todos los profesores, estuvieron de acuerdo en que el fin de la formación del licenciado en
nutrición es la salud. Aunque salud, puede interpretarse como: ausencia de enfermedad;
estado de bienestar bio-psico-social. Incluso un compañero dijo: ‘nutrición para la salud, para
alcanzar el bienestar físico, psicológico, espiritual pero eso es una utopía’. Nutrición para la
salud, enfatizamos para, porque, que se piensa en la nutrición como herramienta, un medio
entre otros, para obtenerla.
A pesar de las diferentes perspectivas de salud, en todos los casos, hubo un anhelo por
tener un enfoque preventivo más que curativo de la salud, coincidiendo en que entre las funciones sociales principales de los nutriólogos está prevenir la enfermedad. La mayoría argumentó, que la curación de enfermedades es muy costosa para un país pobre como México; la preservación de la salud parece tener como finalidad principal el ahorro de dinero al erario publico. En el discurso, no se aprecia la salud, como un bien valioso en sí mismo, que posibilita el desarrollo cultural (ciencia, técnica, arte), económico y social de país.
Los fines de la educación, se limitan a fines profesionales; hay un vacío por lo que se refiere a la formación del ser como alguien útil a su sociedad, en tanto no sea para cubrir un puesto en el campo laboral. Docentes preocupados por tener buenos profesionistas, de calidad, competitivos, preparados para el mundo global, no encontramos indicios de pensar en la formación de buenos y cultos ciudadanos.
Los medios, o qué enseñar
Los medios de la formación profesional: herramientas teórico-metodológicas; conocimientos y prácticas que a juzgar por los docentes de la escuela de nutrición, son necesarios proveer a los estudiantes. Aclaramos, que escapó a los objetivos de esta investigación cómo enseñar, no estudiamos práctica docente.
Para evitar una dispersión de las respuestas sobre qué enseñar, utilizamos la categoría
‘núcleo profesional o disciplinar’, que alude a encontrar un grupo reducido de realizaciones ejemplares, reconocido y acogido por la comunidad profesional y que se consideran indispensables para la formación de un colega en una disciplina o profesión. Supone, reconocer y jerarquizar los conocimientos y prácticas considerados ‘paradigmáticos’ o típicos
y destacar las categorías con las que una comunidad profesional aprehende su campo
(Mockus, 1990). Este ejercicio, requiere la participación de expertos en la disciplina o profesión, en este caso, los maestros de la escuela de nutrición.
Se explicó a los colegas, la noción núcleo profesional y se solicitó que abstrajeran lo más importante, para la formación de los nutriólogos.
Precisos. Lo que realmente importa, es la utilización de nutrimentos y su efecto en la salud.
Esta postura define al nutriólogo, como capaz de manejar a profundidad conocimientos de química, bioquímica y fisiología humanas.
Holísticos. Es importante que sepa, de alimentación y nutrición. Esta tendencia supone algunos problemas, sobre qué se debe conocer de alimentación; en cuanto a nutrición, hay acuerdo, procesos metabólicos y fisiológicos.
Después de estas aproximaciones, todos los compañeros estuvieron de acuerdo que evaluar el estado nutricio, es el núcleo profesional; porque es saber y saber hacer, es práctica esencial, otorga singularidad al quehacer profesional del nutriólogo. Sin embargo, los habitus
de los profesores, evidenciaron desacuerdo sobre los indicadores para evaluar el estado nutricio.
Precisos. El estado nutricio, se mide: indicadores bioquímicos, análisis sanguíneos exactos, objetivos. Se complementa con antropometría: mínimo estatura y peso. Conceden poca importancia a la investigación alimentaria, son técnicas ‘poco exactas’.
Holísticos. El estado nutricio se valora: análisis conjunto de indicadores antropométricos, bioquímicos, clínicos y alimentarios; tienden a no jerarquizarlos, sí a conceder valor distinto, insisten en que son necesarios todos, para valorar de manera integral.
Prácticas profesionales del nutriólogo
La primera respuesta, la espontánea de casi todos los docentes fue: se identifica al nutriólogo,
por hacer dietas, auque ambos grupos rectificaron:
Precisos: las prácticas distintivas, son: tomar estatura, peso y muestras de sangre;
algunos mencionaron hacer dietas, ‘pero siempre con fundamento científico’.
Holísticos: prácticas diversas: antropometría, orientación alimentaria, planes de
alimentación, evaluación menús, educación alimentario-nutricional, investigación de hábitos
alimentarios, evaluación de riesgo nutricio.
A la inespecificidad y divergencia de las prácticas profesionales, se añaden límites
poco claros con otras profesiones, porque evaluar el estado nutricio por antropometría
(estatura y peso) o indicadores bioquímicos es y ha sido práctica médica. Diseñar regímenes
alimentarios, es práctica compartida con las dietistas aunque ‘una sea más científica y otra
más técnica’.
Tendencias de nuestro plan de estudios
Al indagar sobre la perspectiva dominante en nuestro plan de estudios, las respuestas
tendieron a ser evasivas; lo negaron o dijeron que ‘no hay dominio sino preferencias de los
profesores’. Al insistir, en posibles diferencias entre currículo formal y vivido (Marín, 1986)
sólo los holísticos expresaron que hay una fuerte orientación a ciencia básica: bioquímica y
fisiología de la nutrición, que dijeron es resultado de una ‘contingencia docente’: la formación
de posgrado de los PTC, se objetiva en productos de investigación bioquímicos: estudios de
micronutrimentos y procesos celulares oxidativos, o proyectos clínico-epidemiológicos
ligados a enfermedades crónico degenerativas. Mostraron cierto desagrado, consideran que la
nutrición no se agota en este tipo de proyectos, reconocieron que otras alternativas de
investigación emergen débilmente.
Los habitus de los académicos, los bienes simbólicos que persiguen, y las reglas del
campo de juego, posibilitan enfoques divergentes de la profesión y la disciplina; orientan el
plan de estudios hacia las ciencias químicas, y dificulta la construcción de la identidad
profesional de nuestros estudiantes (Díaz-Mejía, 2005).
El problema a analizar y resolver es que todos ‘colaboramos’ en la formación de un
mismo profesional; sin embargo, no está entre los habitus, reconocer el conflicto. En la
licenciatura en nutrición, docentes precisos y holísticos, convivimos en consenso simulado, se
ocultan las diferencias tras aparente tolerancia, esa que desde el sentido común apunta a
“dejar hacer y dejar pasar”, permisividad, indiferencia, en suma, imposibilidad de negociar y
acordar (Ibarra, 1998).
Comentarios finales
Hay conflicto y desproporción de fuerzas entre contrarios: holísticos y precisos. Lo curioso es
que niegue, oculte o evada, en cambio se habla de armonía, integración o equilibrio. Curioso,
porque los bienes simbólicos no están repartidos democráticamente o al azar, sino
diferenciados por grado y productividad académica; los valores valiosos para la institución;
que se objetivan en la distribución de espacios físicos (cubículos, laboratorios) o la asignación
de plazas de tiempo completo. La tendencia biologicista dominante de nuestro PE, no es,
como supusieron algunos docentes, ‘una contingencia’; el fortalecimiento de precisos, en su
mayoría PTC orienta la formación de nuestros estudiantes, en detrimento de otras perspectivas de abordaje de la nutriología.
No está entre los habitus de docentes, desvelar el conflicto para llegar a acuerdos, sí la aparente calma. Para que los académicos de la licenciatura en nutrición, coordinemos acciones y alcancemos metas comunes, en este caso la formación de nutriólogos; será necesario, diálogo, negociación, comunicación (Ibarra, 2005). De otra forma, los anhelos de integración de conocimientos, los deseos de mejorar el PE, será desafortunadamente, discursos huecos, utopías inalcanzables.
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